La enfermedad de Alzheimer es cada día más visible en nuestra sociedad. Y, naturalmente, está presente en el centro.
Este anochecer siento la necesidad de hacer un reconocimiento al gran valor que tienen todas las personas que cuidan de un familiar enfermo de Alzheimer y hacer mención especial de un tema muy espinoso: EL CAMBIO DE ROL.
Cuando durando años hemos tenido un papel dentro del entorno familiar, no resulta fácil cambiarlo . Los hijos tienen que hacer de "padres", los maridos que nunca han tocado un plato se ven abocados a hacer de "ama de casa".
Con la enfermedad de Alzheimer algún familiar se ve a menudo obligado a hacer este cambio y a veces lo puede hacer con la serenidad y alegría de una persona que conocimos en Jardinets.
Ella explicaba que su madre toda la vida, antes de enfermar, fue una persona enjuta, que nunca hacía besos a los hijos. Ahora con la enfermedad se había transformado en una mujer que siempre reía, que hacía besos cuando le pedías, y que se dejaba besuquear y abrazar... 
Y esta hija a la que yo sinceramente admiré, fue capaz de aprovechar esta situación y mostrarse satisfecha. De hacer abrazos y besos, bromas y mimos a aquella madre diferente que la enfermedad le había dejado. Decía: ahora me aprovecho, ¡antes no lo pude hacer!
Y yo pensaba: qué gran persona, no tiene ningún rencor por todo lo que la madre no le dio, no le hace reproches - que me guardaré bastante de criticar- como los que otras bocas se han sentido: esto lo tenías que haber hecho antes cuando estabas bien y no ahora. No la rechazaba en su cambio. No, ella se mostraba contenta por lo que tenía.
Me impresionó y estoy segura que lo recordaré todavía muchos más años. Ojalá todos fuésemos capaces de aceptar los cambios tan positivamente.

Julita

Educadora del Centro de día Jardinets

FaLang translation system by Faboba